La Oncología Médica es una especialidad integrada en el campo de las disciplinas médicas, con una formación básica en Medicina Interna, y especializada en el diagnóstico, cuidados clínicos, seguimiento y tratamiento médico del cáncer, y de modo particular en el manejo de los fármacos antineoplásicos.
La Oncología Médica surge como especialidad desde la Medicina Interna debido a dos hechos fundamentales:
La Oncología Médica es la última especialidad separada del tronco de la Medicina Interna.
Su campo de acción incluye en relación con los tumores malignos:
La Oncología Médica es una especialidad multidisciplinaria, que debe compartir sus responsabilidades con cuantas especialidades intervengan en el diagnóstico o tratamiento del cáncer. No pretende, ni puede pretender, por otra parte, la exclusividad sobre las enfermedades neoplásicas.
El cáncer es un problema sanitario de primera magnitud en los países desarrollados, debido a su elevada incidencia y mortalidad. Por ello la Oncología Médica es una de las especialidades clínicas de mayor actualidad y desarrollo, en constante evolución de conocimientos y con una aplicación clínica casi inmediata de los resultados de la investigación básica.
En los últimos años se están produciendo grandes avances en la lucha contra el cáncer: desde un mayor conocimiento de los complejos mecanismos de la carcinogénesis y los importantes avances en biología y genética moleculares, hasta los profundos cambios terapéuticos con la aplicación de nuevos fármacos o estrategias terapéuticas.
Esto hace que cada vez sea mayor el porcentaje de pacientes diagnosticados de cáncer que pueden ser curados de su enfermedad. Este porcentaje dependerá en gran medida de la rapidez en el diagnóstico (estadios precoces) y de una aplicación adecuada y rápida de los conocimientos disponibles conforme van apareciendo, así como de la aplicación de planes que incluyan desde la accesibilidad a métodos de prevención primaria hasta los cuidados paliativos de los enfermos en fase terminal; todo ello ha llevado a un aumento exponencial en la complejidad de la organización asistencial oncológica, en los procesos diagnósticos y terapéuticos, lo que se asocia a unos elevados costes de estas actuaciones que convierten este área asistencial en un punto crítico del sistema sanitario.
La Oncología Médica, como disciplina médica, debe cubrir todas las áreas referidas al cáncer en su desarrollo: prevención sobre la población, destinada a reducir la incidencia del cáncer; docencia, que tiene como objetivo disponer de especialistas adecuadamente preparados; investigación que debe permanentemente indagar sobre todos los elementos que intervienen en el desarrollo de las enfermedades malignas y finalmente, asistencia del enfermo oncológico, que es el elemento de mayor repercusión social y sobre el que debemos potenciar al máximo nuestros esfuerzos, a la hora de intentar realizar una planificación integral de la oncología.
En este último apartado, se están produciendo profundos cambios organizativos y de objetivos, pasando del diagnóstico, curación y paliación que eran las intenciones asistenciales iniciales, a las actuales propuestas que incluyen prevención, diagnóstico precoz, curación, tratamientos que prolongan la supervivencia, tratamientos de soporte, rehabilitación y cuidados paliativos. Además y para hacerlo más complejo, resulta imprescindible un cambio del paradigma, por parte del sistema sanitario: el modelo bio-psicosocial procura una atención integral con una visión globalizadora, comprendiendo a la persona enferma en su realidad total: biológica, psicológica, laboral, familiar y social.
Una realidad en la Oncología Clínica, es que el destino de un paciente oncológico, en ocasiones, viene determinado por el primer médico que le asiste. Con frecuencia, la respuesta al tratamiento depende de factores tan variables como son la distancia al centro hospitalario, la agilidad en la realización de los exámenes clínicos, la planificación de una estrategia terapéutica, la información y preparación psicológica del enfermo para afrontar la realidad, el nivel sociocultural del entorno, y hasta la formación y motivación oncológica de su médico general.
Por consiguiente, el paciente oncológico no es un problema exclusivo de los Servicios o Centros Especializados; comienza en atención primaria, en la consulta del médico general o en el domicilio del paciente, y continúa siendo un objetivo para el médico de familia durante casi todo el curso de la enfermedad, sobre todo en la fase terminal. Se impone por parte de todos, tanto de las autoridades responsables como de los especialistas, una mayor toma de conciencia en la necesidad de profundizar y extender la formación oncológica a todas las fases de la educación médica.
Los progresos en oncología son tan rápidos y el estudio diagnóstico tan complejo en todos sus aspectos, que para realizar un manejo integral, se requiere una concurrencia multidisciplinar, con especialistas de distintas áreas de la medicina al servicio del paciente.
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